PAGINA EN CONSTRUCCIÓN...

PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

viernes, 14 de septiembre de 2012

$HILE IMPUNIDAD PARA LAS MUJERES: SACO CON PIEDRAS...


(Foto: Página Mujeres por la Democracia México)



Saco con piedras al fondo del mar
x Verónica Quense
 El día amanecía frío en los pequeños pasillos y corredores del edificio tipo paredón, húmedo de orines y vómitos de borracho, pisos de “vivienda social” chilena, herencia de la gestión pinochetista que tenía como objetivo humillar y amontonar la dignidad de los rotos alzados, en el menor espacio y tiempo posible, estrujándolos para sacar hasta la última gota de rebeldía y acallar toda consigna guardada en el recuerdo de esas calles de carnaval revolucionario donde no se presentía la inmensidad real del poder del poder.
Ese amanecer bajó del nicho como cada día, a tomar una por una las tres micros que la llevaran a los altos de la ciudad, a las cumbres adormiladas de la riqueza que debía pulir y abrillantar durante el día, disfrazada con el mismo uniforme impecable de la china antigua, la misma china esclava de las añosas casas del fundo, la que ganaba el peor sueldo, la que sostenía el peor trato, la que paría guachos del patrón, la trabajadora mas peor de los trabajadores de Chile.
Y mientras la micro la llevaba por las costosas cuestas de la historia de clases, miraba como se agrandaban las casas, como se embellecían  los jardines, las arboledas, los parques y pensaba en su niña todavía adormilada en la oscuridad oliente a frío y parafina de ese hogar que debía agradecer como quien agradece un paraguas o un puente en el río  o como un perro a su amo por un poco de comida.
Y su niña estaba en toma, su liceo como casi todos los liceos de Chile estaban en toma y  Gabriela era una de sus voceras, hablaba del derecho a una educación de calidad, de la igualdad de  oportunidades, de la  nacionalización del cobre, de la riqueza, del lucro, de resistencia, de pueblo… palabras que le atemorizaban porque sabía lo que había pasado la última vez que ellas formaron parte del canto popular, canto acallado a balazos.
 Conocía a sus patrones: la vida casi completa en sus casas y los pobres eran pobres por flojos por curados, todos ladrones, criminales, la raza mala, cochinos y  mal alimentados y que por lo tanto esto del movimiento de la educación eran solo un grupito de delincuentes encapuchados que aprovechaban de saquear y hacer destrozos.
Eran ellos los que decidían y lo habían hecho hace cuatrocientos años.
Pero la Gabriela creía que las cosas había que cambiarlas y esa esperanza no se la iba a oscurecer ella con su amargura de vieja que ya no cree. Sería el tiempo el que le cerraría poco a poco su sonrisa.
No fue el tiempo.
Esa noche, cuando llegó, la casa estaba vacía, la hija no había llegado y el miedo la invadió. La esperó.
A las cinco de la mañana la encontró en la posta central, herida, violada y con una mirada tan lejana que no se sabía si  aún estaba ahí.

Tres hombres
cuchillo
tres hombres
una niña
que agradeciera que no la mataban a la puta.
una a una
piedras para su vagina

Desaparecieron las palabras
el sol
las flores del ciruelo
el ciruelo
el tecito
el viento de primavera
el liceo
la educación
la calidad
la resistencia…
la noche para siempre calló sobre ellas
solo la noche

Los tres hombres fueron encontrados, los tres fueron liberados los tres caminan los mismos edificios miserables, los mismos basurales las mismas calles de estudiantes en toma, de trabajadores a la micro, de ferias, de carretones y caballos, de sopaipillas de música y de tallas.
Los tres sonríen su hazaña porque, qué tanto?
Llenar de piedras la vagina de una mujer es llenar de piedras una bolsa es llenar de piedras un saco harinero es llenar de piedras un hoyo  es llenar de piedras su vida y luego tirarla al mar para que se hunda para siempre.
Eso mismo creyeron los pacos, eso mismo creyeron las leyes, así que
qué tanto?
Hoy  la vida continúa en la vivienda social de Gabriela mientras su cuerpo se mese como un péndulo atado a la cuerda de la desesperanza.

(Gabriela es real, real su violación, real las piedras, real la impunidad, real su suicidio)

Nota de Puntada con Hilo: ver  en Terra: Joven violada se suicida porque autores quedan en libertad


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