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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

lunes, 9 de junio de 2014

DE CONCERTACIÓN PASARON A "NUEVA MAYORÍA": PURO CONTINUISMO

Nueva Mayoría, reformismo y conformismo.
X Ricardo
Tras las elecciones presidenciales, la oposición se jactaba de haber logrado un excelente resultado, desconociendo que mas del 60% de los inscritos NO se había molestado en acudir a las urnas.  

En realidad eso no me extrañó por cuanto es la repetición de casi todos los procesos electorales globales.  El ciudadano y la ciudadana, no participan, no votan, no creen, no actúan porque no desean avalar con su participación la legalidad del sistema. 
  
Un cumpa me escribía desde Santiago mencionando que la abstención nunca había cambiado el curso de la historia y que en el país si había una realidad, una propuesta y un deseo de cambiar las cosas. Me hubiera reído en su cara si hubiese podido, pero que triste hubiera sido recordarle que solo las revoluciones producen el cambio y si no se defienden se burocratizan y se pierde todo lo logrado.  La toma del palacio de invierno significó la toma del poder por la fuerza, con fusiles no con votos, el cambio sustancial, un giro en 180 grados que tan solo en un par de años se transformó en el apoderamiento por la burocracia arribista y el adueñamiento de todas sus conquistas.

Pero la degradación teórica de los que sustentan el cambio con el voto –posible hasta el siglo pasado-, se empantanan sin poder entender las implicaciones de estas aseveraciones en el compromiso y engranajes institucionales e ideológicos con el sistema.  El sistema los ha absorbido hasta el grado de no darse cuenta que este los usa y los ata de pies y manos manteniéndolos en el estrecho espacio colaboracionista.  La mal llamada transición se eternizó y esta colaboración no les permitió hacer los cambios sustanciales que querían, todo lo contrario, reafirmaron la continuidad del sistema y se transformaron en los nuevos Pinochet.  La degradación se reafirmó a tal grado que fue capaz de llevar incluso al PC y a las otras organizaciones que pugnaban por ser diferentes.   Así de Concertación pasaron hoy a Nueva Mayoría con el apoyo entusiasta aun de cerca de un cuarto de los votantes. 

El sistema no ha cambiado, ni cambiará, con este entendimiento que solo ha logrado continuar la desmovilización y el desmembramiento de los activistas militantes que hoy, como dije, supera ya el 60%.   Este accionar solo ha permitido al sistema consolidarse, apernarse y desclasar un alto porcentaje de obreros. 

Si no hubiesen decidido participar, las luchas populares de los ciudadanos y la juventud habrían 
echado al dictador y otros cambios habrían prosperado.  Pero la historia, una vez mas, es precisa y cuando la escriban dirán quienes y como traicionaron al país y su pueblo. Si no hubiesen participado no continuaría el pinochetismo disfrazado de democracia burguesa. Este continuismo es solo atribuible a los partidos de izquierda, pues sin esa participación la DC no habría podido gobernar y se hubiera visto obligada a rayar la cancha de otra manera.

De tal suerte que hoy ni siquiera podemos hablar de una democracia formal ni de izquierdas decentes o representativas de los ciudadanos.   Por eso los ciudadanos se disocian de las votaciones porque no les representan.   Por un lado los partidos políticos siguen insistiendo en reformas que consolidan el régimen sin la menor intensión de cambiarlo y los ciudadanos insisten  en cambios reales imposibles o irrealizables por los partidos políticos que se turnan en un binominal que los amarra.   Mientras los ciudadanos no entiendan que apoyando a los partidos políticos hacen fracasar sus aspiraciones y las de futuras generaciones, continuaremos inconscientemente sirviendo de soportes al servicio de los intereses del sistema.

Por eso, mientras no se entiendan las razones teóricas de este continuismo, para poder luchar contra el sistema, tendremos que desempolvar los planteamientos políticos de partidos y organizaciones pre-Unidad Popular para poder unir, aglutinar, sustituir lo existente por una confrontación mas real y constitutiva de otras aspiraciones, las de clase.

En un país donde no existe la democracia, la oposición al margen del régimen, se une en torno a un proyecto unitario de mínimos que puedan representarlos a todos. Esta oposición que no esta con el régimen sino contra el, no participa de sus elecciones ni de sus instituciones, pues en su último objetivo estará por la sustitución de lo conocido y por la calificación de una democracia representativa real.   Cuando se entiende que el objetivo es distinto y concreto no participará en sus elecciones ni votará en los comicios.   No participará en sus gobiernos, sean estos de pensamientos progresistas, liberales, nacionales, o conservadores, de derechas o de izquierda. Por eso se esta con el régimen o se esta contra el régimen.   Se apoya y participa con el régimen o se decide romper con el propiciando la ruptura, la no colaboración y la actuación en contra o al margen de los cauces establecidos.  En este último tiempo hemos visto claros ejemplos de lo que afirmo: las revoluciones primaverales, de colores, árabes, de terciopelo….

Los que están con el régimen, lo apoyan, lo sostienen y lo conforman, se denominen como se denominen con todas las justificaciones que quieran, no le abandonarán y sus reivindicaciones propugnadas a través del régimen no tendrán ningún final feliz para nosotros sino que conformarán el sistema mismo mas consolidado.

Una oposición reformista contra el régimen tiene que necesariamente darse desde afuera.  Es imposible desde dentro del sistema.  Defender las reformas se dan con la clase y no contra la clase y para ello hay que confrontar el régimen, no mejorarlo, sino destruirlo.

Como argumentaba este cumpa, hay que mantener la unidad, conservar la patria, reformar las instituciones y las organizaciones pero sin destruir lo logrado.   Y me preguntaba que es lo logrado, un país manejado como fundo, una nación que sustenta el libre mercado o la super explotación de todos los nacionales y las minorías,  y el latrocinio institucionalizado del sistema que nos oprime.  Unas organizaciones políticas que potencian la sumisión y a eso le llaman transición y a ese engendro se aferran los que pretenden salvaguardarnos, protegernos.  

A ese engendro se aferran los políticos que quieren “sustituirlas” pretextando un practicismo y un realismo entreguista a cambio de sus particulares promociones neoreformistas, renovadoras, progresistas.   En esto les conoceréis porque su nuevo reformismo no es nuevo y sus superficiales discursos antisistema es banal, increíblemente anacrónico, pues se mantiene dentro de lo pactado con sus amos.  No existe diferencia y les mantiene en una alternancia en el poder.

De ahí que, en conocimiento de lo anterior tendremos que buscar la diferencia, la distinción entre ser o no ser, la alternativa entre lo que se ha de seguir o lo que se ha de despreciar.  Es en la dilucidación de estas diferencias  donde podremos encontrar el significado y las consecuencias de los éxitos electorales.  Es aquí donde podremos entender si el voto cambiará o no una realidad  o la hará imposible de cambiar.   Consolidando el sistema nunca permitirá ganar al ciudadano y es ahí donde los progresistas socialdemócratas nos han engañado transformándose en neoreformistas, cara remozada, limpia, con las viejas envolturas de recetas pro-capitalistas.

El que se ufanen que sus organizaciones cuentan con tal cantidad de apoyista, o miembros suscritos, y que por lo tanto representan a …no tiene ninguna significancia en cuanto a que sus estrategias y planteamientos sean acertados, pues el que el ciudadano se interrelacione con ellos depende del grado de comprensión o conciencia de clase que ellos posean.   Si estos individuos están alienados solo estarán preparados para aceptar discursos y propuestas que estén canalizadas ideológicamente al sistema, dado que en su entendimiento no pretenden salvarse del sistema sino salvar al sistema para que este les salve. 

Sin embargo podremos concordar en que el grado de alienación llega a la incomprensión de las autoridades cuando constatamos el desarraigo de identidad del votante trabajador que paraliza y minimiza los procesos electorales.  Para el votante da lo mismo quien sea elegido porque no les representa.  Del mismo modo el que en este tipo de situación una organización pretendiera un programa confrontacional contra las bases del sistema, contra las autoridades y contra el sistema capitalista y cuyo nacionalismo y anticapitalismo supere la verbosidad y superficialidad actual pudiera ser captada, escuchada y practicada por un número significativo de la población, sería demasiado utópico o una pérdida de tiempo.

Por eso es de entender y captar que el éxito de la Nueva Mayoría se enmarca dentro de los límites ideológicos de la izquierda, del reformismo socialdemócrata y el regeneracionismo chilensis, pues de lo contrario no hubiesen obtenido los votos que obtuvieron.  Esto se puede comprobar al leer sus aspiraciones y programas, estos no representan alternativas al régimen sino una pequeña renovación cosmética de la izquierda del régimen. Es un renovado reformismo populista.  Es repetir el mismo mensaje concertacionista, pero de una manera distinta, nueva, con la certeza de un cambio dentro del mismo sistema, del mismo régimen, sin cambiarlo.  Por eso la insistencia en que el voto nunca cambiará el curso de la historia, como insistentemente pregonan los defensores del sistema.
El triunfo de Nueva Mayoría  no es una amenaza para el sistema ni una esperanza de cambio real, ni tan siquiera el sueño de una transformación de la realidad a corto ni largo plazo.   

Intrínsecamente promueven verbalmente propuestas reformistas muy buenas, sabiendo que ocurrirá todo lo contrario y he ahí las enormes dificultades de las organizaciones de clase en querer correr con las posibilidades de transformación.  

Mas lo extremadamente confuso y palpable es la inexistencia de condiciones objetivas y alguna posibilidad de transformación de quienes entendiendo la problemática se dejan arrastrar por los cantos de sirena del reformismo, en vez de valorar la realidad rupturista y construir una posición crítica y combativa que despierte al trabajador, al votante, a la ciudadanía, a las mujeres. Su ceguera sigue siendo el principal obstáculo.

Así como Camila cambio la posición revitalizada del estudiantado, habrá que crear una alternativa de cambio que construya un mensaje inequívoco respecto del régimen en que vivimos y como hemos de cambiarlo. Habrán de entender que dentro del sistema capitalista no hay solución y que dentro de este tipo de estado tampoco hay futuro.  Que en lugar de democracias participativas planteen como acabar con esta democracia burguesa.  Que no se hable de economías mas sociables, mas humanas y mas justas sino de destruir el capitalismo.   Que no propongan estados chilenos, sino librarse de este tipo de estado pinochetista neoliberal. Que … y entonces se estará construyendo la esperanza de cambios con este tipo de mensajes y propuestas para que sean escuchados y seguidos por nuestro pueblo.  No será cuando la ciudadanía vote por nueva mayoría sino cuando les den la espalda y conscientemente les repitan que “nunca se cambió el curso de la historia con el voto, sino con la revolución.   
Lo que ahora falta aclarar es que estas verdades no se queden distorsionadas por los vendedores de ilusiones de la izquierda trasnochada, ni ahogada por reformismos embozados, sino hacerlas llegar al votante, al ciudadano poblador, al estudiante, al trabajador, a las mujeres y lograr que este asuma su responsabilidad en el mensaje y lo retrasmita.

De nosotros y solo de nosotros dependerá el que el sol brille para nuestra clase algún día.

Contra el presente vergonzante
Fraternalmente
Ricardo 

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