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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

jueves, 12 de abril de 2018

“NO HEMOS DESARROLLADO METODOLOGÍAS FEMINISTAS DE DESPATRIARCALIZACIÓN INTERNA TANTO PSÍQUICA COMO EMOCIONAL...” (YAN MARÍA)



CARTA A ADRIANA Y JIMENA DEL FEMINISMO COMUNITARIO DE BOLIVIA
X Yan María Yaoyólotl C./Enviada X Feministas Comunitarias Antipatriarcales y Yan María Yaoyolotl
Tenochtitlan, México, 30 de marzo 2017
Respecto a la carta que publicaron en redes sociales el 23 de marzo deseo manifestarles mi solidaridad, ya que no podemos permitir que ningún ser humano violente a otro y menos una mujer a otra.

Respecto a la situación que plantean, debido a que aún no cuento con lugar para vivir, ni internet y estoy participando en la reunión nacional del frente feminista, les envío solamente un resumen apresurado de mi posición política al respecto ya que es inadmisible el silencio de cualquier feminista, como si nada estuviera pasando, lo cual es precisamente patriarcal.
Recordemos que la violencia del esposo contra la esposa y de los familiares y parientes contra sus integrantes mujeres permaneció en el silencio durante alrededor de cinco mil años hasta que el movimiento feminista (de los 70) la sacó a la luz pública. Hasta entonces, la humanidad “se enteró” que existía violencia en la relación conyugal, dentro del hogar y en el entorno parental hacia las mujeres, descubriendo que en estos ámbitos también se establecían relaciones de explotación y dominación, es decir, de poder y que, por tanto eran ámbitos políticos y no privados, de ahí el slogan feminista: lo personal es político. De igual manera, dicho feminismo descubrió que existía violencia contra las mujeres en los ámbitos de la lucha social sindical, obrera, de izquierda, de clase, partidaria, campesina, jornalera, indígena, racial, guerrillera, político-militar, etc. por parte de los propios compañeros que luchaban contra determinados opresores

 
ENCUENTRO EN LAGA, 10 Y 11 DE DICIEMBRE 2011 (foto: archivo victoria aldunate)

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Asimismo, dicho feminismo expuso las enormes dificultades, primero, para reconocer la violencia; segundo, para denunciarla y tercero, para lograr justicia. Pero en relación a la violencia dentro de las propias organizaciones de la lucha social resultó aún más complicado, porque los integrantes no la reconocen o impiden se denuncie exigiendo se mantenga el conflicto al interior de la esfera grupal -como sucede en la esfera doméstica- y acusan a las denunciantes como traidoras a la organización o movimiento. Y todavía más difícil, denunciar a líderes y dirigentes que encabezan dichas luchas sociales porque se supone son una guía y autoridad en el combate contra los opresores por lo que son venerados e intocables, considerando a las denunciantes “traidoras” a la organización o movimiento.

Dicha violencia sucede porque llevamos internalizado al patriarcado dentro de nosotras y nosotros mismos -lo que Marx llamaba: ideología y la necesidad de una conciencia de clase-. El patriarcado no se reduce solamente a un sistema económico, político, social y cultural externo que nos oprime desde fuera, lo más grave y peligroso es que éste se inocula e infiltra dentro de nosotras y nosotros mismos desde la gestación e infancia -como un virus en el cuerpo- y si no trabajamos la despatriarcalización permanente lo reproducimos constantemente a lo largo de nuestra vida y dentro de nuestras organizaciones.

El problema es que las organizaciones y movimientos de la lucha social no hemos desarrollado las metodologías feministas de despatriarcalización interna tanto psíquica, emocional, mental, cultural como espiritual, es decir, la revolución externa-interna que proponía el feminismo radical (FR) de los 70s. Y esto es entendible porque la lucha social es tremendamente dura y desgastante, sobre todo para las mujeres, además de sufrir la represión sistemática del Estado. Y el combate a la patriarcalización interna requiere de muchísima conciencia, tiempo y dedicación, además de que las luchas sociales aún no han retomado al feminismo como parte de sus programas de lucha.
Una lucha social que es exterior únicamente, es patriarcal. Porque no considera lo interno, deja fuera la otra mitad de la lucha, la individual, personal, privada, e íntima y ambas se tienen que dar sincrónicamente, al mismo tiempo, ni una primero ni otra después. Revolución interna y externa, es la perspectiva del feminismo verdaderamente revolucionario.

ENCUENTRO EN LAGA, 10 Y 11 DE DICIEMBRE 2011 (foto: archivo victoria aldunate)


El caso Julieta.
Como parte del feminismo comunitario en México en varias ocasiones insistí a Julieta Paredes la importancia de trabajar ese nivel interno en las colectivas. De hecho, le explicaba que la ritualística espiritual-política que realizo antes del inicio de cada trabajo político tiene ese objetivo, el trabajo interno para ir desmontando la maquinaria psíquica y mental patriarcal que el sistema patriarcal ha instalado dentro de nosotras mismas y al interior de nuestras organizaciones de lucha social, pero creo nunca vio dicha importancia. Julieta hizo lo que los hombres hacen sistemáticamente a las mujeres y eso es antifeminista.

Pienso que a Julieta le ha faltado ese trabajo interior… pero, también, queridas compañeras Adriana y Jimena, a la comunidad que ustedes han formado. Trabajo que el feminismo empezó a realizar en los 70s y se olvidó con la imposición del generismo (perspectiva de género). Cuando una persona, colectivo, comunidad, organización, partido, movimiento, guerrilla, gobierno popular o revolucionario, etc. no realizamos este trabajo interno de despatriarcalización -mental, emocional, psíquico, sexual, simbólico, espiritual- corremos el peligro de reproducir y caer en conductas patriarcales: imposición de ideas o metodologías, abuso de autoridad, sometimiento de los demás, control de la vida de los participantes, agresiones y violencia; así como utilización de los movimientos sociales para beneficio propio, oportunismo, desviación de las luchas sociales, hasta corrupción, engaño, demagogia, traición, etc. creando tiranos o dictadores (caso Stalin).

De ninguna manera pretendo estar exenta, también yo he caído en algunas prácticas impositivas a lo largo de mi militancia social y política precisamente cuando he dejado de lado dicho trabajo personal interno. Por eso mismo llegué a la conclusión de que este trabajo debe ser constante y permanente porque en cualquier momento pueden salir a flote nuestras miserias humanas -o monstruos- dañando 
a nuestras compañeras y hermanas de lucha.

Creo que Julieta debe asumir su responsabilidad en diversos actos de violencia hacia mujeres de los que varias se han quejado o denunciado aunque no haya sido público, actos que le señalé la última vez que hablamos en México en casa de Eri y negó categóricamente. Así como mi oposición determinante a vincular alcohol y lucha social, ya que la lucha social es sagrada jamás debe relacionarse con alcohol, drogas o sexo -sexo entre las integrantes-, lo cual percibió coartante de la libertad personal y represivo. Estas respuestas suyas fueron unas de las razones por las cuales me alejé del feminismo comunitario en México.

Desde mi análisis político, ello se debe a que Julieta se ha mantenido en una postura política “homosexual” y no “lesbiana”, porque aún no ha entendido que precisamente el lesbianismo surgió y se conformó dentro del feminismo como una propuesta contra las actitudes patriarcales, machistas y misóginas de las mujeres homosexuales o gays, una de cuyas características era la violencia entre ellas. Y precisamente la diferencia entre “las homosexuales” y “las lesbianas” radica en que las primeras se comportan como hombres o quieren ser como hombres y, por el contrario, las segundas se aceptan como mujeres pero re-definidas por ellas mismas y no por el patriarcado bajo un proceso constante de auto-despatriarcalización o deconstrucción del patriarcado internalizado (feminismo radical (FR) de los 70s. Ver: Adrianne Rich, Sheila Jeffreys entre otras).

Este hecho no es algo excepcional. Se presenta en muchos espacios de mujeres ongs, fundaciones, institutos de las mujeres, comisiones de género, secretarias de la mujer, áreas de género de universidades, partidos, gobiernos y organismos internacionales pero se le esconde y oculta para mantener una cara políticamente correcta. O en negocios supuestamente “feministas” como, en México, el caso no resuelto de violencia hacia las mujeres en el bar-restaurante Punto Gozadera y su banda musical Vulbatucada. Además de muchos casos de “mujeres empoderadas” que han ejercido y ejercen formas de sometimiento, servidumbre, vasallaje y maltrato a otras pero los mantienen acallados por ser institucionales.

Además, sería totalmente inadmisible que el generismo (perspectiva de género) y el queerismo (ideología queer o trans) utilizaran este caso de manera racista, clasista, misógina o lesbofóbica para atacar posturas políticas de sectores sociales especialmente vulnerabilizados por el patriarcado -del cual ellas (os) también forman parte-. Ni tampoco que la derecha feminista reaccionaria lo utilizara para atacar al gobierno de Evo Morales que a pesar de todas las carencias, errores, desviaciones y defectos no puede compararse con los devastadores gobiernos pro-imperialistas de extrema derecha profundamente clasistas, racistas, misóginos y hasta de corte fascista como por ejemplo el actual gobierno mexicano de Peña Nieto. La revolución es internacional o no es revolución, cualquier cambio local será cooptado o aplastado por el capitalimperialismo.

Creo que lo más importante de esta enseñanza (conflicto) es salvar al Feminismo Comunitario (FC) como proyecto político, propuesta social emancipadora y el tejido de relaciones internacionales que ha construido, este impasse no debe destruirlo sino reforzarlo pero realizando una autocrítica. Así como brindar apoyo y acompañamiento a las compañeras agredidas y dar la oportunidad de que Julieta se rehabilite

Sin embargo, debido a la gravedad del hecho, sería muy importante que Julieta Paredes reconociera su conducta patriarcal y renunciara públicamente al FC, hasta que haya trabajado su conducta patriarcal, con el fin de no arrastrar al FC al desprestigio político y permitir que las compañeras agredidas, no agredidas y la orgánica internacional continúen trabajando.
Además, paralelamente, sería importante que el feminismo comunitario (FC) en México y otros países que se ha ido tejiendo en torno a la propuesta de Julieta y Adriana se pronuncien al respecto y no escondan el problema bajo tierra ya que generaría desconfianza en su propio proyecto político, como sucedió con Punto gozadera en México.


ENCUENTRO EN LAGA, 10 Y 11 DE DICIEMBRE 2011 (foto: archivo victoria aldunate)

Respecto a su iniciativa de un feminismo comunitario antipatriarcal (FCA) es buena si realmente se basa en la despatriarcalización interna además de la externa.
Les informo que esta carta la haré llegar a Julieta misma y a las compañeras que me han informado por correo (porque no tengo feice ni tuiter) recibieron la carta que ustedes enviaron.

Un abrazo sororal, combativo y revolucionario.
Por feminismo eco-etno-comunista-bodhisatva o barbarie.


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